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⛱ “Umbrella Words o palabras protectoras” son aquellas que utilizamos vagamente para expresar nuestro estado de ánimo. Es así que vamos respondiendo a la gente que estamos “bien”, “mal”, “depre”.
Desconocemos la mar que existe de calificativos para dar a conocer cómo nos sentimos de manera precisa y asertiva. Se nos ha vuelto un hábito encasillar las emociones en tan solo cuatro posibilidades.
Cuando descubrimos nuestro potencial de expresión descubrimos en nosotros un cuerpo que nos habla y que quiere moverse en otro sentido. Un cuerpo que ya no quiere TRAGARse sentimientos acompañados muchas veces de comida.
¿QUÉ TAN EXITOSA ES LA CIRUGÍA PARA BAJAR DE PESO?
La cirugía para bajar de peso es cada vez más popular debido al incremento en los índices de OBESIDAD SEVERA y a que las intervenciones no-quirúrgicas han demostrado ser bastante menos efectivas en tanto que se recupera con el tiempo, mucho del peso perdido. La cirugía es una intervención invasiva que ayuda a la gente a perder peso y mantenerse. El objetivo es aminorar o curar las comorbilidades con ésta reducción de peso. Hoy en día la literatura que respalda el éxito de las más de 20 tipos de intervenciones, es amplia. Normalmente se pierde entre un 40 y 65% del peso en los 2 años post-operatorios y se aprecia una reducción clínicamente significativa de otras enfermedades asociadas, así como una mejoría en la calidad de vida y funcionamiento psicológico.
Desde luego no todos los pacientes se benefician de igual modo con la cirugía para bajar de peso; un 20% de la gente no alcanza a bajar significativamente después de la cirugía. El éxito depende de la conjugación entre la cirugía, dieta y las variables psicológicas y que deben ser seriamente consideradas previamente a la candidatura quirúrgica.
Es así que una asesoría psicológica pre-operacional debe establecer la capacidad de la gente a participar completamente en su tratamiento y asegurar los medios de soporte en aquellas personas que muestran altos niveles de aflicciones psicológicas antes y después de la intervención quirúrgica.
(Basado en artículo de Ema Kewin y Susan Boyle, 2011).
Síndrome de la falsa esperanza
Surge cuando tratas de cambiar tu estilo de vida, cuando estás seguro de que “esta vez funcionará”. Es el resultado de:
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metas poco realistas y de
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la creencia de que BAJAR DE PESO cambiará varios aspectos de tu vida.
Lo anterior ocurre cuando por ejemplo te propones ir 4 veces al gym a la semana y solo vas una. De inmediato te decepcionas y no te das cuenta de que acudir una solo vez ya implica un cambio, una mejoría. Las personas con SOBRE PESO son más aferrados a la rutina, son menos flexibles.
La solución consiste en aceptar que no hay receta mágica, debemos mantener la motivación a largo plazo a través de pequeños pasos, cambiando rutinas, monitoreando la actividad física diaria (como conteo de pasos) y no tanto las horas de ejercicio intensivo. Lo anterior permite que aumente y permanezca tu optimismo.
(Si te interesa más sobre el tema consulta a Janet Polivy).
subir de peso
(ensayo autobiográfico)
Reconocer que hoy soy el paciente por un momento y escuchar la voz de mi “yo terapeuta” en este proceso de autoconocimiento, parece algo sencillo. - “Tu ya sabes cómo” - me dicen, “-a eso te dedicas”-, me repito.
Lo cierto es que nunca es fácil. Las emociones son intensas, las frases negativas regresan desde el pasado. Y respondo a mis miedos con la misma inocencia y poca pericia de aquella vez que subí tanto de peso.
“-Repasa tu taller”- insisto. “- Come moderadamente y no te prohibas nada”-, intento seguir mis consejos. En mi interior sé que no funcionará. Me imagino acudiendo con mi terapeuta lo cual me provoca frustración. Me decepciona no saber cómo romper el ciclo de un atracón. Y el tratamiento de glucosamina que sigo para mejorar de las rodillas y continuar caminando, lo empeora todo.
Con la certeza de que ésta vorágine de emociones puede no acabar, con la seguridad de que las tallas irán en aumento, recuerdo entonces, cómo empezó todo. Y desde ahí retomo mi propia experiencia para comenzar de nuevo.
Tenía 19 años cuando supe que el camino de las dietas no iba a funcionar conmigo (después supe que para nadie más). Parecía que había “aventado la toalla”. En realidad fue el inicio de mi recuperación: rendirme ante la posibilidad de una forma distinta. Desconocía cuál, pero sabía que llegaría pronto. Y así, hoy me rindo otra vez ante la impermanencia de cuanto ocurre. Comienzo por aceptar que mi cuerpo ha cambiado, que tiene otros propósitos y menos exigencias. Me pide disfrutar más y observar con curiosidad que es capaz de volver a la “normalidad” POCO A POCO; consciente de lo que pasa fuera y de las circunstancias con sus nuevos matices. Escojo contemplarme en el presente confiando que soy parte del todo. No soy una extraña.
Del griego diag- a través de, gnosis- conocimiento y tico- que se define como relativo a... entendemos que el médico, terapeuta o especialista en cualquier área, otorga una calificación a la enfermedad o estado de una cosa, según los signos que advierte de ésta o de la persona.
Los clientes o pacientes debemos suponer que con el, el especialista podrá establecer el pronóstico y tratamiento a seguir ya se trate del curso de una hepatitis o limpieza de un hardware. Con base en tal premisa, si no hay un diagnóstico, no puede haber tratamiento.
Como clínica empero, he podido observar que en la práctica de salud, el paciente no ha desarrollado ésta “cultura del diagnóstico” y regresa a su casa con un tratamiento sin haber ejercido su derecho a ser diagnosticado siquiera provisionalmente. Así pude constatar que un niño fue tratado por más de dos años en Terapia de Lenguaje sin que su médico-pediatra y psicólogos terapeutas, se percataran desde el inicio, de la amigdalitis crónica que padecía y que por poco le cuesta también daños en el oído. O como el paciente que ha contado su vida por un año en un diván, sin saber que sufre de una depresión.
De igual manera nos sometemos a dietas para perder peso sólo porque así lo decidimos y el papel que va a regir la alimentación de nuestra semana siguiente, se convierte en la “herramienta” terapéutica. En el caso de sujetos con exceso de peso, el diagnóstico es evidente: sobrepeso u obesidad. Pero las causas adyacentes pasan a segundo plano.
Los motivos o causas por los que una persona ha subido de peso y masa corporal son también en la mayoría de las veces diagnósticos; Ansiedad, Depresión, Diabetes, Hipoglucemia etc.
El exceso de peso es el resultado de múltiples factores que por ningún motivo deben ignorarse o ser tratados a parte de la prescripción alimenticia e indicación de actividad física.
Tan sólo el Trastorno por Atracón, uno de los 8 Trastornos Alimenticios en adultos, está asociado con:
a) Dietas restrictivas, en cuyo caso, regular los alimentos resulta inoperante, al menos al principio; b) con fluctuaciones de peso; c) imagen corporal y d) afecto negativo.
Los sentimientos de preocupación y vergüenza y una baja autoestima, se encuentran presentes en todos los casos. De este modo, el diagnóstico de “sobrepeso” u “obesidad” resulta insuficiente. El tratamiento a seguir por lo tanto, será poco exitoso.
Tu médico, orientador o especialista, debe decirte además, cómo fue que infirió el diagnóstico que te dio. No temas o sientas pena por obtener más información de la que tienes derecho a saber. Pregunta, consulta, compara y busca opiniones alternas si no te convenció la primera. Posiblemente te ahorres tiempo, malestar, dinero y esfuerzo en tratamientos inútiles e inadecuados.